Franzbrötchen

Los Franzbrötchen son unos panecillos dulces muy típicos del norte de Alemania, pero en especial de la ciudad de Hamburgo.

No se sabe con exactitud quien los inventó, donde o cuando, aunque se presupone que se comenzaron a realizar allá por el 1900. Algunos dicen que es una derivación de una especie de baguette que se hacía en aquella época y que se terminó tostando con azúcar y canela.
En cambio, otros dicen que su origen se remonta a principios del 1800 cuando las tropas de Napoleón ocuparon el norte de Alemania. Y que de ahí viene su nombre, pues se presupone que Franz proviene de francés.

Pero bueno, sea cual sea su origen, si alguna vez tenéis la oportunidad de probarlos, hacedlo. Son unos panecillos muy dulces y con un intenso sabor a canela, por lo que si os gusta este ingrediente os van a encantar. Y si podéis tomarlos calientes mucho mejor. Están muy buenos.

Yo solo los he encontrado en el norte de Alemania, pero quizás en las pastelerías de otras zonas del país también podéis comprarlos.

Ingredientes:
Para la masa:

  • 500gr de harina
  • 40gr de levadura
  • 70gr de azúcar
  • 250ml de leche tibia
  • 70gr de mantequilla (a temperatura ambiente)
  • Sal

Para el relleno:

  • 200gr de mantequilla (bien fría)
  • 200gr de azúcar
  • 2 cucharadas grandes de canela

Preparación:

Echamos la harina en un recipiente grande, en el medio hacemos una hendidura y echamos la levadura, luego añadimos algo de azúcar y vertemos la leche sobre la levadura para que se disuelva.

Por los lados echamos la mantequilla, que debe de estar blanda, el resto del azúcar y añadimos una pizca de sal.

A continuación mezclamos desde el centro hacia los lados todos los ingredientes con una batidora amasadora (para ello utilizaremos las varillas en forma de espiral) hasta que tengamos una masa uniforme y no se pegue, este proceso puede durar unos 10 minutos.

Después lo cubrimos y lo dejamos en un lugar cálido durante 40-50 minutos, hasta que la masa haya tomado el doble de tamaño.
Luego volvemos a amasar bien y extendemos la masa con un rodillo hasta que tome un tamaño de unos 30x25cm, la superficie que utilicemos para ello debe de tener harina para evitar que se nos pegue.

A continuación cortamos en finas tiras la mantequilla del relleno y las ponemos en una mitad de la masa, luego lo tapamos con la otra mitad. Unimos bien los bordes doblándolos hacia abajo.

Volvemos a extender la masa hasta que tome las medidas de 30x50cm.

Nos imaginamos tres partes iguales y doblamos los dos bordes sobre el centro, uno después del otro, teniendo tres capas de masa una sobre la otra. Lo metemos en el frigorífico durante 25 minutos.

Volvemos a extender la masa sobre una superficie con harina hasta obtener una extensión de 80x40 y echamos un poco de agua por encima. Mezclamos bien la canela y el azúcar y lo esparcimos sobre toda la masa.

Después hacemos un doblez de 6cm del lado más largo y con ese mismo tamaño enrollamos toda la masa. Hay que tener en cuenta que el lado de unión entre los dos lados debe de quedar en la parte de abajo.

A continuación partimos la masa en trozos de 4cm de ancho, colocamos una cuchara de madera en mitad de cada trozo de forma paralela y presionamos con fuerza.

Luego colocamos los trozos en dos bandejas de hornear untada con un poco de mantequilla para que no se peguen. Los trozos deben de estar a un mínimo de 4cm de separación entre ellos.

La primera de las bandejas que vaya a ser horneada la dejamos en un sitio cálido durante 15-20 minutos y la segunda la meteremos en el frigorífico.

Precalentamos el horno y luego meteremos la primera bandeja a una altura media durante 25 minutos a 200°C.

Y cuando los saquemos estarán listos para comer. Hay gente que los prefiere fríos, a mi calientes me encantan.

Ahora solo falta un café y listo. Un gran desayuno casero. ¡Que aproveche!

Seguro que más de uno los habéis probado, ¿os gustan?

¿Alguna vez os habéis animado a hacerlos en casa? ¿Qué tal os salieron?

Fuente: http://alemaniaentrebastidores.blogspot.com/

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